lunes, 19 de octubre de 2009

El esclavo, Isaac Bashevis Singer


En el siglo XVII el número de judíos en Polonia era mayor que en cualquier otra parte del mundo. Este pueblo había conseguido cierta estabilidad en estas tierras cuando de muchas otras ya había sido expulsado. Polonia era un país comandado por señores feudales con un poder suficiente para que el rey no tomase demasiado afecto a su trono. Esta descentralización fabricó un país vulnerable en una época de imperios rapaces. Los diferentes territorios competían entre ellos por la riqueza, y un buen modo de ganar ventaja era garantizar y facilitar la vida de la comunidad judía (esta última frase podría valer para cualquier país europeo en algún momento de su historia). La sed por el poder de la aristocracia polaca despreciaba así los hostiles concilios católicos y las soflamas incandescentes de algunas órdenes monásticas que pretendían la conversión de los judíos y, mientras ésta llegaba, su segregación.

En el año 1648 hubo un levantamiento de los cosacos que habitaban en el sureste de aquella Polonia. Millones (3) de judíos y polacos fueron exterminados. En esa revuelta macabra los cuellos se abrían como toneles de vino, las mujeres eran violadas, asesinadas o forzadas a un concubinato sin aparente término. Los niños fueron (de esto hay constancia) enterrados vivos. Luego el Imperio Sueco invadió el país.

La vida de Jacob (el protagonista de esta novela) se cruza con el año 1648. Pierde a su mujer y a sus dos hijos. Lejos de Josefov (su ciudad) termina siendo esclavo de un ganadero polaco. Jacob es un judío instruido que es capaz de sobreponerse a estas desgracias (que cuando empieza la novela ya han ocurrido) y a muchas otras (que son la historia de El esclavo).

Isaac Bashevis Singer se sirve de la situación límite de su personaje para ofrecernos verdades profundamente humanas y pensamientos eternos. Da gusto leer la evolución personal de Jacob y la del mundo que pueden ver sus ojos, siempre a punto de desmoronarse. Jacob nos expone esa religión ancestral que conocen los que la conocen. Tiene fuerza, honradez y el beneplácito del lector juicioso. Desde el principio y hasta el final es un esclavo. Esclavo del azar, de Jan Bzik (el granjero del que hablé antes), de sus deseos, de las leyes, de sus temores, pero sobre todo es esclavo de su futuro, y todos sus padecimientos se transforman en un canto a la vida. (Hay elementos del hasidismo importantes en este personaje, aunque esta corriente del judaísmo aparecería más tarde.)

Bashevis Singer fue hijo de un rabino y El esclavo contiene guiños de libros espléndidos que sólo unos pocos elegidos leerán a lo largo de sus vidas: El árbol de la vida, Guía de perplejos (la edición de Trotta es fabulosa), Zohar… El autor no se anda con contemplaciones y deja a cada cual en su lugar, sea cristiano, judío, rico o pobre.

Hay sentencias que no quedarán mal a continuación:

"¿Qué le importan los edictos a la naturaleza humana?"

"La vida que se vive en constante temor pierde su encanto."


"¿Qué sería del poder de los malvados si los justos no se mostraran tan pusilánimes?"

Los grandes escritores son aquellos continúan el párrafo allí donde los otros paran. Por eso esta novela, sin apenas artificios, es recomendable. Su lectura es rápida y el libro se nos pega a las manos como un testigo de relevista. Este Premio Nobel (1978) sabía lo que se hacía.

Isaac Bashevis Singer fue un vegano tenaz desde que se dio cuenta (en esta vida todo es darse cuenta). Este libro es el primero que incluye alegatos a favor de esa dieta que también es la mía.

"Los judíos trataban a los animales como los cosacos a los judíos. Las palabras cabeza, cuello, hígado y mollejas le producían escalofríos. Al sentir la carne en la boca lo asaltaba la sensación de estar devorando a sus propios hijos. Varias veces, después de la fiesta del Sabbat, había tenido que salir a vomitar."

Y ya acabando el libro:

"Le llevaba kashe y caldo de buey; pero él le dijo que nunca comía carne, ni pescado, ni nada que procediera de criatura viviente, incluidos el queso y los huevos.
- Entonces, ¿de qué vives? ¿De carbones encendidos?
- De pan y aceitunas.
- Aquí no hay aceitunas.
- También tomo rábanos, cebolla o ajo con el pan.
- ¿Y cómo haces para conservar las fuerzas?
- Dios da las fuerzas.


Me quedan tantas cosas por decir que voy a dejarlo aquí. Eso es lo que les pasa a los buenos libros, que se hacen interminables después de haberlos leído.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me llamo Rafael Rosselló Cuervas-Mons, soy autor y, ahora, autor-editor y os cuento un poco lo que hago y mi trayectoria por si os pudiese ayudar en algo. En el año 2003/2004 publiqué con el sello Span Ediciones una novela "Los contrabandistas del Estrecho"(La ruta del hachís) que tuvo muy buena acogida. Para escribir sobre este tema, durante más de tres años estuve infiltrado con grupos que se dedicaban al tráfico de hachís entre España y Marruecos. Todo lo que cuento en estas novelas está basado en hechos absolutamente reales. Este año, he constituído una editorial, Ediciones Zeppelin, y he sacado al mercado la segunda parte de "La ruta del hachís" que se titula "traficantes", que es una novela que se puede leer sin haber leído Contrabandistas ya que, aunque es la continuación de las aventuras del protagonista, es independiente.
Por otra parte, Ediciones Zeppelin es una editorial que he creado con idea de que autores que no tienen acceso a grades editoriales puedan ver sus obras publicadas y, lo que es más importante, distribuidas por toda España incluyendo grandes superficies. Ediciones Zeppelín ofrece a los autores hacerse cargo de la maquetación, diseño, impresión, gestiones de ISBN y depósito legal de la obra, asesoramiento y distribución por toda la geografía española. Es decir, el autor se convierte en editor de su propia obra, pero amparado por una editorial que, como es obvio, tiene firmado un acuerdo con una importante distribuidora para que esa obra esté en los principales puntos de venta de España, ya que lo principal es la distribución y a un autor que se auto publiqué no le coge ninguna distribuidora. Lógicamente el autor, al ser coeditor de su propia obra, no se reduce a cobrar los derechos de autor, que como sabéis son mínimos, sino que cobra un tanto por ciento importante del precio de venta del libro al público con lo que se le puede asegurar la recuperación del capital que ha invertido en su edición si la obra se vende normalmente.

Es más o menos, por decirlo con otras palabras, la asociación del autor a la editorial para esa obra determinada.
Si alguno estuviese interesado, puede contactar conmigo por mail a rafaelrossello@hotmail.com ó edicioneszeppelin@gmail.com ó por teléfono al 692035667.
Muchas gracias

IsTaCu dijo...

Me encanta este libro, lo he leido unas 10 veces y siempre me atrapa. Recomendable para todo el que gusta de un excelente libro sin muchos artificios....

mensajes claro dijo...

Me encanta este libro.

Silver dijo...

Es importante dejar testimonio de casos reales, hoy en dia hay mucho hollywood y se necesita conocer historias de heroes de carne y hueso, sin efectos especiales.

Personalmente conocí a varias personas ancianas de la comunidad judia de la 3era edad que realmente uno se pregunta de donde sacan fuerza, y uno realmente se dá cuenta que ésta es la gente fuerte.